El más bello de los mares no se ha cruzado aún. La más bella de las criaturas no ha crecido aún. Nuestros más hermosos días no los hemos visto aún. Y las más bellas palabras que quisiera decirte no las he dicho aún.
Para muchos lo normal casi nunca es suficiente. Para otros, en algunos lugares, el verdadero sentido, lo apreciable, casi el tesoro, es la cotidianeidad: el levantarse y caminar, sentir el gusto del desayuno preferido (hoy otra vez), lavar la vereda, leer un libro, charlar con un paisano (en la acepción paisano como coterráneo, no cualquiera), un amigo... (Pueblo Nuevo, Jáuregui, Buenos Aires)