En cuanto se esconde el sol en estas altitudes la temperatura suele bajar junto a él. Con un rompevientos y caminando sin rumbo, idas y vueltas cerca del trípode, transcurrieron los 20 minutos que llevo la exposición. De vez el cuanto miraba al auto y Cristina me sonreía complice...
5 comentarios:
Una de esas fotos tan espectaculares de ver y que todos deberíamos hacer alguna vez en la vida. Más que nada para disfrutar del entorno al que hay que ir para tomarla, en la ciudad no sale igual.
Valió la pena esperar Juan. ¡Es hermosa esta foto!
Me gustó saber que Cristina es cómplice de estas maravillas, yo cuando alguien me espera me ponga nerviosa; en sí hablo de mi madre jajaja.
Un beso y me alegra que hayas estado rascándote la pancita. Me parece que este año has aprovechado. (Según los recuentos de las imágenes)
Un beso
Gracias Miguel
Es la primera vez que saco una de estas fotos y, tenés razón, la experiencia en sí vale tanto o más que la imagen obtenida.
Un abrazo
Juan
Vivian! Cómo andás linda?
Llegué la tarde del sábado de las vacaciones y tengo que ponerme al día con la web. Ya sabés que son muy gratas siempre tus visitas y tus palabras.
Ah! respecto a que tu madre esperándote te pone nerviosa, digo... como prueba nomás... porque no invitar a que te espere algún Juan, Carlos, Rodolfo, Esteban, o el que prefieras, jajaja.
Besos y buen comienzo de semana.
Juan
A que foto tan buena, una noche de estas me dedicaré a conseguir una foto así.
Publicar un comentario